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Tercera solapa

Las heridas del adulto cristiano a través de la amistad y la teología

Conversamos con Javier de la Torre, un destacado teólogo y profesor de Teología Moral y Bioética en la Universidad Pontificia Comillas, sobre «Teología desde la amistad«. Un libro que aborda cuestiones profundas y personales que afectan a muchos cristianos en su vida diaria.

¿Quién es Javier de la Torre?

Soy un laico casado. Tengo un hijo. Y después de unos años de profesor de Derecho y Filosofía en diversas universidades madrileñas, pasé hace 18 años a dar clases de Teología Moral y Bioética en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas.

Mi ilusión y mi servicio en la Iglesia es la docencia para que tengamos una Iglesia mejor formada y más humana, más cercana y misericordiosa, como nos pide el papa Francisco. Me entusiasma participar en la formación tanto de sacerdotes como de laicos en cuestiones morales y pastorales, y descubrir lo que nos pide el Espíritu en muchas situaciones no tan fáciles. Además, me encanta salir con mis amigos, pasear por la playa, leer de todo y ver películas en familia.

¿A quiénes te diriges en estas páginas?

Me dirijo al cristiano laico católico adulto, con el deseo de que todas las pasiones y dramas de su vida se nutran mejor del evangelio y la tradición de la Iglesia.

La Iglesia no tiene una solución para todo ni debe imponer normas, pero sí puede acompañar con su sabiduría y luz en muchos aspectos de la vida, como el amor y el desamor, el trabajo y el fracaso, el envejecimiento y la muerte, la fecundidad y la anticoncepción, entre otros.

¿Cuáles son los puntos más importantes que destacas en el libro?

En el libro destaco varias tareas vitales que deben emprenderse en la mitad de la vida para que el envejecimiento y el final de la vida sean más plenos. Es crucial comenzar temprano y no dejar la profundidad de la vida para el final. También subrayo la importancia de cultivar virtudes, límites y hábitos del corazón para que en el amor y la afectividad podamos ser cada vez más maduros.

Es esencial empezar desde temprano a vivir en los vínculos, en la amistad y en la alianza. Además, es necesario ampliar el corazón para que nuestras decisiones en el trabajo y en la familia sean cada vez más responsables. Tener una visión más amplia, orgánica y sintética en el ámbito laboral y familiar nos permite afrontar y denunciar las injusticias con coraje, curar mejor las heridas y fortalecer los vínculos.

Hablas de “las” tres heridas: ¿solo “tres”?

Sí, sólo son tres…, pero en cada persona marcan de manera diferente. Existen heridas debido a la desigualdad, fragilidad, fragmentación, debilidad, soledad, enfermedad, desamor, poder, abandono, éxito y fracaso, corrupción y abusos. Sin embargo, las heridas son también una posibilidad abierta de encuentro, de nuevas emociones, de nuevas relaciones y de miradas más profundas.